EL HECHIZO DEL VIOLINISTA CABALGANTE CUENTO EN BASE A LA VIDA REAL DEL SEÑOR SECUNDINO “CANITO” MORENO, “ORDEN MANUEL F. ZÀRATE 2018”

Por Alexs Gilberto Córdoba, Director de Cultura del Tambor

 

 

Corría el año de 1929 cuando ese 1 de mayo, el niño que sería bautizado como Secundino Moreno, a quien luego de cariño se le dijera Canito Moreno, respiraba por cuenta propia por primera vez.

 

Recorrió su infancia como cualquier otro niño de la campiña interiorana hasta que a la edad de 8 años su vida fue cautivada por la magia de la música. En ese momento su historia de vida se definiría.

 

Los pasos de un caballo anunciaban que estaba cerca el Señor Lencho Villarreal. Dentro de un saco el señor Lencho guardaba su violín y no era por casualidad que este personaje cargara su violín colgando de la montura de su caballo pues el señor Lencho cultivaba su amor por la música y esa verdad era evidenciada cuando le pedían que tocara una pieza y sin buscar escusa lo hacía aún montado en su caballo.

 

Ese día el niño Canito alcanzó a oír, desde lo alto del espinazo de un caballo, aquellos acordes melódico que con gracia y a la vez con ese acento de manos curtidas por el trabajo, hacían que sus pensamientos fueran cautivos por la magia del violín y así su vida empezó a dar los pasos por un camino que hasta ahora él desconocía. Sin saberlo, el señor Lencho Villarreal había lanzado un hechizo sobre aquella inocente mente de ese niño de 8 años.

 

Cierto día, la silueta de aquel músico cabalgante, volvió a aparecer frente al niño Canito y fue cuando su amor por la musa llamada música pudo más que el recato y fue ese amor quien infundió fuerzas al niño para preguntar a Lencho cuál sería el precio por un violín de esos que confeccionaba. La respuesta le hizo comprender al joven Canito que todo sueño tiene un precio y cuesta hacerlo realidad y que era necesario, si deseaba hacer realidad su amor por la música, que consiguiera a toda costa reunir dos reales para comprar el anhelado violín. Así es: el violín sólo costaba dos reales.

 

En la mente del pequeño campesino surgió la idea de trabajar con su madre haciendo pan ganando un centavo diario y así reunir los dos reales que necesitaba para alcanzar su sueño. El día acordado para la entrega del violín llegó y la triste realidad se hacía patente en la mente del niño Canito: sólo había juntado real y medio. Parecía que su sueño se había truncado pero a esa tierna edad aprendió, con esta realidad, que no basta con el esfuerzo propio para alcanzar los sueños sino que siempre hay quién nos ayude si demostramos interés sincero. El señor Lencho miró la manera tímida como aquel niño sacaba de su bolsillo el real y medio y después de un corto silencio, acordó dejar por ese precio el  violín.

 

Aquel pequeño violín confeccionado con madera de malasombro y cuerdas de pita era el objeto más hermoso que los ojos de Canito habían visto. A solas posaba su nariz sobre el nuevo instrumento extrayendo el olor a madera nueva que avivaba aún más su interés intenso. La pregunta que venía a su mente era: ¿qué melodía puedo tocar?

 

Recordó que un día mientras hacía los mandados había escuchado tres piezas musicales entre las cuales estaba una llamada Cachita Cachumba autoría del Trío Matamoros de Cuba. En más o menos una hora Canito ya había pasado las canciones de orquesta a su pequeño violín; había nacido otro músico más que contribuiría a la identidad de nuestro Panamá.

 

Hoy ese joven cautivado por la música del violinista cabalgante, Lencho Villarreal, cuenta con 89 años de edad y ha dedicado 81 años a la música folclórica panameña, aquel pequeño niño es ahora un eslabón más de una élite de músicos ya extinta. Su mirada no es fresca como en los años de su juventud pero aún sostiene en sus manos a su violín, aquel instrumento que lo llevó a conocer a su primer amor: La música gracias al hechizo de aquel violinista cabalgante.

 

En este año en el marco del Festival Nacional de La Mejorana el señor Canito Moreno se le impondrá la Órden Manuel F. Zárate que se le otorga a valuartes de nuestro folclor nacional.

Author: pedasi