INICIO DEL AÑO ESCOLAR 2016

INICIO DEL AÑO ESCOLAR 2016
EL RETO EDUCATIVO

FD-9

Por Mgtr. Ariadne Iglesias de Domínguez

El intelecto democrático. Todo ciudadano tiene el derecho a acumular capital intelectual. Me gustaría analizar, a manera de sano ejercicio mental, la posible respuesta a la siguiente pregunta: ¿para qué educar? Creo, fielmente, que la educación es buena si se mantiene en su estado más inocente y elemental – la educación como pilar fundamental de una sociedad civilizada- y como medio para que las sociedades se aseguren de que todos sus conocimientos serán destilados y solo lo mejor pasara a manos de las futuras generaciones.

La educación, en lo personal, más que el simple quehacer docente en las aulas es un valor liberal y emancipador. Es el medio mediante el cual los individuos, sin importar género, raza o credo, pueden acceder a todos los bienes culturales, sociales y económicos de valor. Creo fielmente que la educación es aquello que permite a los individuos transformarse en verdaderos autores, no solo protagonistas, de la historia de sus vidas.

Tengo por experiencia que las oportunidades que he disfrutado son en su entereza consecuencia directa de la educación que he recibido. Tal vez valoro la educación tanto, porque me ha dado tanto – pero lo que más me ha dado, y más valoro de ella, es que me dio la oportunidad de moldear mi propio destino. Para muchas personas, vivir es materia de lidiar con las decisiones de otros, vivir según patrones impuestos por otros. En mi caso, y el de todos aquellos que recibimos el regalo del conocimiento de mano de increíbles docentes, ostentamos la preciosa e invaluable libertad de seguir nuestros propios pasos.

Esta libertad está directamente relacionada al segundo valor de la educación – el ser medio de justicia social verdadera. La mejor manera de ayudar a incrementar el potencial de los individuos, de crear igualdad de oportunidades, es garantizar la mejor educación posible para tantos como sea posible.

La educación, correctamente entendida, también tiene un valor que considero menos apreciado por todos. Dicho valor fue expresado por Michael Oakeshott al mencionar que todo ser humano nace ostentando una herencia, “una herencia de logros humanos; una herencia de pensamientos, creencias, ideas, entendimientos, proezas intelectuales y prácticas, lenguajes, obras de arte y demás…” La educación nos hace amos y señores de dicha herencia. Todo niño debería tener la oportunidad de conocer lo mejor que se ha pensado y escrito. Negar dicho oportunidad de extensión de conocimiento y de apreciación, disfrute y familiarización con lo mejor de nuestra civilización es perpetuar una privación muy trágica y especifica.

Las escuelas son lugares donde los horizontes son extendidos y los ojos abiertos. Los más grandes artistas y pensadores son grandes precisamente porque sus legados tienen la capacidad de ser movilizados e influenciarnos a todos. Por ende, no podemos negar su influencia a ni un niño en base a preconcepciones que nacen de culturas de decidía mental, desconocimiento o temor.

Estamos a escasos días de iniciar un nuevo año escolar, un periodo que si definiéramos como “ir a la escuela” estaríamos despreciando en su totalidad, pues durante estos próximos meses muchos jóvenes vivirán experiencias increíbles, formaran lazos de amistad eternos, moldearan sus personalidades y tendrán acceso a libertad intelectual, justicia social y a la herencia intelectual que ostentan por el simple hecho de ser. Seamos todos participes de este maravilloso proceso, valoremos los esfuerzos de nuestros niños y niñas y valoremos la educación porque para eso se educa.

Author: pedasi